24 junio 2009

Colineando por San Francisco


San Francisco atrapa, vaya que si atrapa. No suelo arrepentirme de lo que he hecho en mi vida, pero en lugar de haber v
ivido dos años en Londres, tenía que haber cruzado el charco hasta el oeste de USA!!

Hay tantas cosas que ver y hacer en San Francisco. Los parques, las preciosas vistas a la bahía, la arquitectura y su famoso Golden Gate, esas calles que parecen montañas rusas!! Y luego, una se encuentra cosas tan sorprendentes como que prohíben aparcar en las horas en que se disponen a limpiar sus calles, o que a través de los ventanales de algunas casas la gente muestra su mobiliario, como si estuviera a la venta qué cosas… No fui a Alcatraz, pero sobre esa escuché opiniones para todos los gustos y por lo tanto no me pronuncio.

El día que alquilé la bici junto con Chingy y Jesper, a los que había conocido en las excursiones a Gran Cañón y Yosemite, fue otro de los mejores días del viaje. Recorrer parte de la costa de San Francisco hasta llegar al Golden Gate es genial y pedaleamos, con verdadero esfuerzo a veces, a través de la costa y de sus tres kilómetros de largoLa fuerza de la estructura del Golden se percibe al pasar, y es desde luego uno de los grandes logros de la ingeniería del siglo XX y parece ser que con el alambre que se usó en su construcción se podrían dar varias vueltas al mundo.


Las vistas que nos brinda la Bahía de San Francisco son inigualables, tanto desde el puente como desde ese encanto de pueblo que es Sausalito. Un pueblo pijito y muy marinero, a la vez coqueto, con mucho barco allí atracado, casas y coches espectaculares, y todo es muy azul, muy verde o muy blanco. Me recordó a Puerto Banús. Otro día lo dediqué a disfrutar caminando por calles como Market Steet y Haight Street y callejear por los alrededores de ellas, especialmente Haight me encantó!! Qué tiendas y cafés más chulos, tantas paradas implicaron que cuando llegué al parque Golden Gate estaban a punto de cerrar…

Así es que al día siguiente tuve que volver a la zona para poder ver el interior de ese parque, que es como una ciudad, y además de lo obvio que uno puede encontrar en un parque, éste tiene lagos, museos, el planetario y un coqueto jardín japonés con un montón de bonsáis. Las vistas desde el puente no me sorprendieron tanto porque lo había cruzado unos días antes, en el minibús de Elie, un guía turístico que ofrece un tour bastante completo por la ciudad y sus alrededores, por ejemplo el mirador de Twin Peaks con una vista “de pájaro” de todo San Francisco, y a Muir Woods (pronunciado algo así como Miiiuuur), un bosquecillo con árboles coníferos muuuuuy altos.



Podéis contactar con Ellie en su empresa, Green dream tours. Es un tipo muy majete y divertido, con él me fui a una fiesta pirata a las pocas horas de llegar a San Francisco. Fue una gran sorpresa encontrar a Ellie preguntando por mí en el hostel, y tengo que decir que me divertí un montón en esa fiesta!!!

Desde San Francisco puedes ir en el día hasta el parque natural de Yosemite (pronunciado Yosémite, toda la vida con las pronunciaciones para que luego nos hagan esto! y cambien la regla!), un lugar que bien merece más tiempo, pero no tuve otra opción. Elegí la compañía Extranomical Adventures porque era la única que hacía una paradita para ver las sequoias, unos árboles con un ancho de tronco impresionante. El parque genial, pero la empresa no me causó muy buena impresión; el conductor que hacía las veces de guía llegó una hora tarde y me temo que lo descontó del tiempo de estancia del parque porque además se empeñó en parar a cenar a las 5:30 de la tarde en un bar mejicano donde "casualmente" todo el mundo le saludaba, además de que exigió de una forma bien poco elegante su propina… El viaje nos dejó, eso sí, un magnífico sabor de boca con este espectacular puesta de sol!!!




Viajar sola te hace ser más tolerante e infinitamente más decidida en ciertas situaciones, más flexible en otras, estar más pendiente de lo que ocurre a tu alrededor, por eso pienso que nos llaman la atención más cosas y prestamos más atención a las personas, y todo esto se traduce en que conocemos más gente.

Otra cosa importante, es que he vivido y aprendido que se puede “sobrevivir” sin planificar tanto, de hecho, en gran parte del viaje hacía los planes después de un tranquilo desayuno, hombre, teniendo claro en un conjunto lo que no quería perderme de esa ciudad. He aprendido de la cultura y forma de ser de cada compañero ocasional de viaje, y por supuesto de mí misma, porque estar solo te vuelve más receptivo y te permite aprovechar al máximo toda la información que te brinda el momento que estás viviendo, que es únicamente nuestro, y te permite además, tomarte tu tiempo para la reflexión, aprovechar la soledad para replantearnos ideas, objetivos, quizás hasta para tomar decisiones que le den un sentido o incluso un giro a nuestra vida…

En definitiva, viajar con uno mismo es una experiencia genial, enriquecedora, y totalmente recomendable, aunque estoy encantada de hacer mi próximo viaje acompañada!!!

22 junio 2009

Cumpliendo sueños

El aterrizaje en Las Vegas entre luces de neón, y sus cientos de máquinas alineadas en la sala de recogida de equipajes no deja impasible a cualquiera.

Los planes que tenía variaron nada más aterrizar, pero bueno, los planes se hacen también para poder variarlos; resultó que la persona con la que iba a sobrevolar el Gran Cañón vendió su avioneta a través de Internet justo el día antes de mi llegada!!! Pues sí, como lo leéis… cuando me dio la noticia en el aeropuerto, me dio la risa tonta, pero lejos de preocuparme empecé a barajar las opciones que tenía: contratar un vuelo en avioneta y helicóptero que suponía 20 o 30 minutos de vista panorámica en la zona a cambio de un riñón como quien dice, o un viaje en autobús, cansado y largo, pero que me iba a permitir ver algo más del paisaje durante el trayecto. Elegí la compañía Papillon, con la que obtuve un precio muy mejorado después de la pregunta chorra a través del teléfono de ¿no hay un precio especial por contratar tan solo unas horas antes?... Pues sí, lo hubo.


Y me alegro un montón de haber hecho el viaje en bus, y sobre todo por el hecho de haber elegido aquel asiento e iniciado una conversación con la persona que allí estaba. Fue uno de mis mejores días, porque el Gran Cañon me fascinó, y porque conocí a Chingy, una china de Hong Kong supersimpática y tan loca por hacer fotos como yo, y con la que días más tarde compartiría otra agradable jornada en San Francisco.


Gran Cañon, qué maravilla. Hay lugares con los que una sueña, esos que apetece ver y fotografiar alguna vez en la vida, pensamientos que me han surgido en otras ocasiones, por ejemplo, con las pirámides de Egipto, con Petra, los templos en Angkor, y también con el Gran Cañón. Lugares que no defraudan, que nos emocionan y se quedan grabados en nuestra retina algunas veces, sorprendentemente, con cierto sentimiento de nostalgia…

La inmensidad del Gran Cañón es indescriptible. No sabes bien dónde dirigir la mirada… Tengo que decir que me ha encantado, no me ha decepcionado en absoluto, y tan solo lamento no haber tenido la oportunidad de ver semejante espectáculo a horas tempranas y ante una puesta de sol seguro que de película, porque los colores seguro que cambian su aspecto a los ojos de cualquiera.


En Las Vegas me alojé en el hotel Sahara, que está bien pero no es espectacular, y otra noche en el Cesar Palace, un lujazo!! No me resulta atractiva esta ciudad, aunque fue interesante visitar con Amy y Charly la zona de la ciudad por donde se mueve la gente de allí, eso sí me gustó, al igual que un paseo por el interior de los hoteles.





Supermercado de Las Vegas, con "sala de máquinas"

No obstante, guardo en mi memoria los fotogramas de un precioso atardecer en el Red Rock Canyon, con una maravillosa luna llena descolgada del cielo, y la estampa de la ciudad iluminada en aquel valle, en definitiva, un regalo de la naturaleza que neutraliza tanta luz y despilfarro, en un entorno muy, muy agradable a tan solo 30 Km de la ciudad y cuya visita recomiendo.


Tan solo queda colinear un poco por la encantadora San Francisco!!!

02 junio 2009

New York, New York

No es que esté perezosa últimamente, es que tanta actividad en mi agenda me impide hacer todo lo que me gustaría…

Me entusiasma viajar y en general, a lo largo de mi vida siempre lo había hecho acompañada; pero lo cierto es que en esta ocasión me ha encantado hacerlo sola, y no descarto repetir, porque está claro que viajar sola es un desafío, y para qué estamos en este mundo si no para afrontar nuevos retos y aventuras!!??? No obstante, he de decir que en algunos momentos he echado de menos compartir con alguien las anécdotas o las sensaciones que estaba viviendo, algo que he tenido que hacer con desconocidos, con mi cuaderno, con mi familia y amigos a través de un email, y ahora mismo contigo a través de este texto…

Confieso que al principio surgieron ciertos miedos, y me perseguía un poco esa idea de estar en un estado de aburrimiento permanente o perdida en la ciudad y dando vueltas sin atinar, porque ya he mencionado varias veces que yo de GPS tengo muy poco... Nada más lejos, aburrida en absoluto, es más, he dejado de hacer cosas que quería y de telefonear a amigos de amigos y a otra gente con la que había contactado, por falta de tiempo o porque finalmente elegí otra opción que me apetecía más. Respecto a mi sentido de la orientación, sigue igual, tendría que volver a nacer para aclararme a la primera, o a la segunda…, pero he salido airosa de las situaciones en las que me vi envuelta, sobre todo desde que decidí olvidarme del mapa y preguntar a la gente que paseaba un perro, que saben mucho de los alrededores!!!

Mi primera escala fue Nueva York. Siempre es un placer volver a una ciudad que me sigue fascinando, a pesar de que en esta ocasión he estado permanentemente bajo un manto de lluvia que me ha obligado a retocar los planes y a dejar pendiente para un próximo viaje ese picnic en Central Park!!!

Conservaba en mi memoria el retrato de una ciudad inmensamente dinámica, con un ritmo frenético que se percibe en sus calles, sus restaurantes, sus tiendas, y por supuesto su gente. No puedo decir que haya percibido cambios en la ciudad ni en sus ciudadanos, ya que solo ha pasado poco más de un año desde mi anterior visita, pero encuentro que sigue siendo una ciudad tremendamente viva, en la que te tropiezas con gente muy amable y simpática. Aproveché eso sí, para ir al Moma con tranquilidad, para visitar la Reserva Federal, impresionante el interior de este edificio, para pasear por barrios que había dejado pendientes, un East Village al detalle o esas pinceladas a través de Brooklyn, un barrio que me encantó por como es y por las maravillosas vistas que se obtienen de Manhattan.

Vistas del puente de Brooklyn

Repetí además mi viaje en el tiempo por Harlem, y otra admirable sesión de misa góspel!! Lo intentamos en la Abyssinian Babtist Church, pero después de los gritos y amenazas del hombre armario-ropero que continúa trabajando de portero un año después…, pues, decidimos buscar otra iglesia. La misa en la Abbissinian me resultó más espectacular, así como el sermón de su "director comercial" pero las voces que escuché en la Siloh Baptist Church no tienen nada que envidiar, por lo tanto, en mi opinión es también recomendable.

Siguiendo con las recomendaciones, respecto al alojamiento, no es que estuviera mal en el Jazz on the Town Hostel; el personal es muy amable y la localización es estupenda, pero la sala para comer es cutre y pequeñísima, y tienen minibaños y toallas de esas que exfolian aunque no quieras. En mi opinión está infinitamente mejor el Village Inn Hostel,donde me alojé en marzo 2008.

El hecho de viajar sola me ha permitido la más admirable de las experiencias, conocer a otras personas que el propio itinerario me ha puesto a tiro y poder relacionarme con otras muchas a las que, sin tener necesidad simplemente me ha apetecido acercarme. Estoy segura de que si hubiera viajado acompañada no hubiera reparado en ellas, y estoy contenta, porque todo ello amplia la visión del mundo y hace que nos demos cuenta de que existen otras formas de comportarse y de pensar.

Supongo que cualquier momento, paisaje, o insignificante circunstancia del día es una buena fuente de inspiración para entablar una conversación con alguien; pero es que además el Soho anima a ello, e invita a iniciar una charla con gente con la cual podemos compartir historias e información sobre otros lugares. Repetí Soho, en esta ocasión la he pateado casi al milímetro y allí conocí a Peter, por ejemplo, un hombre entrañable y un autentico artesano del alambre, único en el mundo según él…, que prácticamente me contó su vida y sus recuerdos del viaje por tierras gaditanas. Hablaba con mucho cariño de España y de los españoles, y tan solo le pude invitar a una botella de agua porque no bebe otra cosa. Este fue un día genial, porque sigue siendo mi zona favorita y porque además me permitió dejar, qué maravilla, el paraguas cerrado. Y es que las fotos son otra cosa con un rayo de sol a la vista!!


Mi primera visita e impresiones sobre Nueva York las puedes leer en marzo de 2008, en este post y en los que le siguen. Y en el próximo nos vamos a la costa oeste de USA: Las Vegas, Gran Cañón, San Francisco y Yosemite!!!