29 noviembre 2008

Sonrisa tatuada

La sonrisa y la tranquilidad, incluso cierta despreocupación si cabe, continúan aún reflejadas en mi rostro. Imagino que influye el hecho de tener las experiencias vividas aún muy recientes en mi memoria aunque a medida que pasen los días es previsible que vuelva a contagiarme del estrés de los madriles, si bien es cierto que me encantaría que esta filosofía de vida continuara tatuada a mi piel durante meses o al menos hasta mis próximas vacaciones.

Siempre me ha atraído conocer países con culturas bien diferentes a la mía, y sobre todo, lo que más me agrada de un viaje en sí es tener la oportunidad de descubrir el modo de vida de sus gentes, modo de vida que en algunos casos y en cierto sentido considero envidiable y hasta diría que ejemplar, especialmente, estoy pensando en la actitud de los laosianos. Me interesa la gente como digo, pero también escribir las anécdotas y las sensaciones, y plasmar tantos y tantos momentos en mil fotos, y disfrutar de su gastronomía, y de las sorpresas... Se aprende tanto en los viajes ¿verdad?, de los desconocidos, de los compañeros y lo más importante, de uno mismo. Por todo ello, he pensado en etiquetar este post en Escuela de la vida.

Fue un viaje comentado en otro momento de mi vida, me refiero a lo que implicaría conocer la parte este de Tailandia y a bajar en barco a través de las aguas del Mekong. El planteamiento de la ruta para este viaje no fue exactamente así, aunque sí que contemplaba la etapa de viajar en un barco lento por el río Mekong y, ahora que ha finalizado, confieso que gracias a eso ha resultado un viaje ma-ra-vi-llo-so. Además, el hecho de tocar diferentes países en un corto periodo de tiempo es genial, porque ayuda a darnos cuenta de las grandes diferencias que existen entre ellos, aunque en Europa los englobemos en el saco del Sudeste Asiático.

En principio, tengo que decir que fue muy agradable volver a Chiang Mai, una ciudad situada en el norte de Tailandia llena de gente muy amable y sonriente, que se me antoja interesante y muy acogedora, así como agradable fue pisar Julie Guest House, un lugar que guardo con cariño en mi memoria puesto que pasé estupendos ratos en mi anterior viaje a Tailandia, en noviembre 2.006. Recomiendo este alojamiento en Chiang Mai por la amabilidad del personal, por su estupenda localización y calidad/precio, por la posibilidad que te brinda a la hora de conocer la zona o comprar billetes de avión y además, Saija massage está justo en la esquina!!! No hay que olvidar pedir los cupones descuento para que el masaje te cueste 140 Bahts/hora.

Apenas encontré diferencias, salvo que han renovado los mantelitos, los cojines y la tapicería de las “hamacas colgantes”, yo es que me fijo en esas cosas, que le vamos a hacer!! Aunque lo más sorprendente fue que encontré el sitio, me sonaba el río, una calle, el bar de la esquina, el de los minicubatas..., algo prodigioso en mí si tenemos en cuenta que yo no seré GPS en otra vida... Aún así, percibí ciertos cambios en la ciudad después de dos años. Un mercado nocturno que ha cambiado de zona aunque sigue teniendo monerías a precios irrisorios, unos masajes en las calles con cierta categoría al menos en cuanto a los sillones para los clientes se refiere, Wifi, mucho Wifi…, pero hay cosas que no han cambiado, y lamentablemente, los fotogramas del llamado turismo sexual siguen decorando sus bares y restaurantes, y da pena, entre otras sensaciones, da pena…

Respondiendo a las preguntas de algunos amigos, iré trasladando a este blog las notas de mi cuaderno de viajes y algunas de las cientos de fotografías, relatando lo más interesante de las diferentes etapas…, pero cuando mi agenda me lo permita!!!

Finalmente, el itinerario ha sido: Madrid - Doha - Bangkok - Chiang Mai - Luang Prabang - Siemp Reap - Kuala Lumpur- Phucket -Bangkok - Doha – Madrid



Una pequeña muestra de lo visto en el Duty Free de Doha.


Y una curiosidad: una infusión, 4 $. El agua from the tape, vamos, del grifo, no os creáis:-)